Por Carlos Cruz
Viajar hacia cualquier punto de El Salvador implica toda una odisea, desde calcular bien la hora de salida, y momento justo de abordar el bus con el objetivo de llegar a una hora determinada a nuestro destino, hasta tomar la elección correcta del vestuario a usar, así como el donde sentarse dentro del bus.
Viajar hacia cualquier punto de El Salvador implica toda una odisea, desde calcular bien la hora de salida, y momento justo de abordar el bus con el objetivo de llegar a una hora determinada a nuestro destino, hasta tomar la elección correcta del vestuario a usar, así como el donde sentarse dentro del bus.
En El Salvador no es de sorprender el mal estado que algunas unidades de transporte presentan pues a pesar que hace años se aprobó una ley que exigía la renovación de unidades automotores, los empresarios lloraron como magdalenas y consiguieron una prorroga que hasta la fecha se mantiene.
Desde accidentes que causan indignación a nivel nacional, hasta los inconvenientes como llegar tarde, quedarse varado en el camino por una falla mecánica se pueden presentar día a día en El Salvador.
La población debe enfrentarse a unidades en mal estado, si a esto le agregamos que muchas veces el trato de los motoristas y cobradores es total además de absurdo (pues como usuarios se está pagando por un servicio que debe ser dado con respeto y eficacia), el viajar en buses más que un hecho común se convierte en tortura perenne.
Pero no solo las unidades y su personal pueden incomodar a las personas que usan el transporte colectivo en El Salvador. Existen hombres que se puede decir tienen un comportamiento tan libidinoso, que aprovechan el hecho de ir de pie, para rozar sus partes genitales contra las mujeres que van sentadas.
Pero no solo las mujeres se ven amenazadas por este hecho, a veces hasta los hombres son víctimas de mentes depravadas que disimuladamente o de manera descarada se excitan y rozan sus miembros buscando orgasmo.
Muchas mujeres en el país se han enfrentado a esto de una manera más sínica de parte de hombres que aprovechan que la mujer va de pie para pegárseles por la espalda, mas cuando las unidades del transporte van casi rebalsando de tanta gente que por necesidad debe viajar casi asfixiándose por la multitud de personas que viajan en espacios reducidos.
Por ello no importa si eres mujer u hombre, si vas a viajar en bus, busca los asientos al lado de las ventanas, así no correrás el riesgo que te rosen sexualmente, y sobre si ves a una mujer u hombre cargando a un bebe, cédele tu asiento, de igual manera si ves a una mujer embarazada o personas de la tercera edad o con alguna discapacidad.
Es indignante cuando personas así se suben al autobús y todos asumen demencia y actúan con indiferencia, ¿Acaso creen que nunca necesitaran que alguien les ceda el asiento? Podemos cambiar la sociedad, pongamos nuestro granito de arena para lograr tener conciencia social basada en el altruismo y la cooperación.
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