viernes, 20 de mayo de 2011

PNC DE EL SALVADOR ¿PROTECTORA O VICTIMARIA?

Por Carlos Cruz

Al hablar de la Policía Nacional Civil (PNC), la  institución pública que se encarga de velar por la protección de los habitantes de El Salvador, referencias buenas así como malas salen a relucir en las conversaciones de los salvadoreños.

Hace dos días una víctima de abuso policial, a quién llamaremos “Gabriel” por evitar represalias contra su persona, relató a PUNTO DE CRÍTICA su amarga experiencia.  

Gabriel se conducía en un microbús tipo coaster de la ruta 101 B el pasado miércoles 18 de mayo.  La unidad del transporte colectivo excedía en el número de pasajeros a bordo,  como es común en El Salvador, a tal grado que las sardinas enlatadas gozan de mayor espacio que quienes acompañaban en su viaje a nuestra fuente.

Un hecho tristemente normal en El Salvador ocurrió durante el trayecto de la 101-B en la que se desplazaba Gabriel. Sin previo aviso dos hombres comenzaron el asalto a mano armada en la coaster. La víctima fue una mujer entre 35 y 40 años quien fue despojada de sus pertenencias: dinero y un teléfono celular.

Sin duda la violencia en El Salvador alcanza escalas inimaginables en medio de una contradicción de declaraciones. La PNC reporta un descenso en los hechos de violencia que dejan muertos como resultados, mientras la Medicina Legal de El Salvador manifiesta un aumento en las cifras de muertos que revisan  ellos.

Volviendo a la experiencia de Gabriel quien entre lágrimas voz entrecortada,  entendible para su edad pues apenas tiene 18 años, explicó que los sujetos cometieron el hecho y bajaron del microbús inmediatamente.

Algún usuario llamo a la PNC, pues una patrulla detuvo a la unidad colectiva, en las cercanías del Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO), los agentes inmediatamente ordenaron que los hombres bajaran de la coaster de la 101-B.

Como era lógico, al estar tan comprimidos ante la necesidad de dirigirse a su destino, salir del microbús era una tarea más complicada de lo que fue el ingreso, según Gabriel. Los agentes de la PNC, al ver que no salían rápidamente iniciaron a irrespetar los derechos de los hombres que bajaban con dificultad.

Gabriel hace una pausa y recuerda claramente como al salir de la puerta un agente de la PNC lo agarro del cabello y de un jalón lo saco por completo para luego darle con la macana en el estomago. Este acto le saco el aire a Gabriel quien cayó en el suelo.

Pero la situación se tornó complicada cuando mas patrullas se sumaron al operativo mal elaborado. Pues ni preguntaron quien fue la victima de asalto y amenazaron a todos los hombres que sufrieron el cateo, cuyo aderezo eran patadas y golpes con la herramienta creada para guardar el orden: la macana.

Por casi dos horas de estar tirados en el suelo, siendo víctimas de la burla de los agentes policiales, los cuerpos maltratados se acomodan ante aquella sesión de masoquismo forzado.

Un agente no dejo de decir: “los vamos a remitir a la delegación centro, porque ustedes han infringido la ley” 

¿Por qué? Ser policías no los hace la máxima autoridad de ejercer justicia, además están trabajando con mentes humanas, difíciles de entender.

Finalmente la mujer  que fue víctima de asalto, tras largos minutos de irresponsabilidad social, reaccionó ante lo que pasaba y explicó a  la PNC que los ladrones habían escapado a otro lugar.

Gabriel llegó a su hogar con un ojo morado, y moretones en varios lados de su cuerpo. El temor a los hombres vestidos de azul le invadió desde entonces.  

El deseo de denunciar a la PNC públicamente, por mal operativo y violencia injustificada fue opacado por el temor a las represalias contra él y su familia.

Es una lástima que elementos tan nocivos para la institución logren mayor reconocimiento que los buenos agentes con los que cuenta. Sin duda historias como ésta, ayudan a despejar la venda que  traemos desde las bases educacionales.

Pero más pena da  El Salvador pues no hay garantía de la libertad de expresión y mucho menos  responsabilidad para aceptar las fallas y errores que se cometen racional o irracionalmente.





1 comentario:

  1. Lo siento, Carlos, pero, esta historia es POCO creible.
    Sin embargo, me gustaría que me la contaras cara a cara...
    ¡Saludos!

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