Por
Carlos Cruz
Diciembre
es un mes cargado de alegría y celebración en muchos países del mundo, no solo
por ser el último del año sino por traer con él la celebración de fin de año. El
Salvador no escapa de vivir esta época, a lo largo y ancho del territorio
nacional hombres y mujeres le ponen su rostro propio a esta festividad.
Para
los salvadoreños y las salvadoreñas el fin de año es un periodo de reflexión
personal, momento de tomar compromisos y fijar metas para el año venidero.
El
comercio informal se vuelve la mejor opción para la población cuyo poder
adquisitivo no les permite adquirir regalos de fin de año en tiendas de marca. Desde
blusas, faldas, vestidos y zapatos para mujeres y niñas, hasta camisas,
pantalones y zapatos para hombres y niños, se pueden encontrar desde 3
dólares. Este es un precio factible para
aquellos con muchos gastos y bajos sueldos.
Para
niños y niñas caminar por las calles de
las ciudades como San Salvador (Ciudad Capital), es transitar en un paraíso de
ropa y juguetes con precios diversos, que por ser fin de año coquetean con el
bolsillo de los compradores.
Para
algunos el fin de año es un momento para disfrutar al máximo. Muchos prefieren
salir a bailar y beber fuera de sus hogares. Todo depende una vez más del poder
económico de las familias salvadoreñas.
Sin
duda los días previos al fin de año son de mucho estrés para muchas personas,
que deben completar los preparativos para ese día especial en el que es
tradición reunirse en familia. La cena de fin de año hace que las casas huelan
a deliciosa comida.
Aunque
internacionalmente se promociona al pavo como platillo fuerte para navidad y
fin de año, en El Salvador por su alto costo y mayor tiempo necesario para su
preparación es menos consumido que en otros países.
El
sustituto es el pollo por ser más barato y de cocimiento rápido. Este suele
acompañarse de arroz y vegetales. El licor, la cerveza y las sodas son las
bebidas que se degustan en la cena.
No
faltan las frutas como manzanas y uvas como postre o bocadillos previos a la
hora de sentarse a cenar. El ambiente es cargado de sonidos, en cada hogar se
escuchan canciones navideñas y cumbias que invitan a bailar y botar estrés.
Las
familias religiosas dan gracias por haber completado un año más de vida y piden
a Dios la bendición y prosperidad para el año entrante. Niños, niñas, jóvenes y
adultos queman pólvora como una expresión de su alegría y felicidad por vivir el
fin de año.
Para
el Ministerio de Salud de El Salvador (MINSAL), fue un feliz logro que NO se
registraran niños quemados en la noche de Navidad, esto muestra que los padres
de familia están tomando conciencia del cuidado a sus hijos y el del manejo de la
pólvora y esperan que para la noche de fin de año tampoco se registren niños
con quemaduras.
Sin
embargo, así como navidad también fin de año es sinónimo de alegría y diversión
para muchas familias, pero para otras personas como los indigentes esta época
es la más amarga de sus vidas.
Solo
en las calles de San Salvador deambula una gran cantidad de hombres y mujeres
que no tienen un hogar, ni familia, ni trabajo y en fin de año la situación no
cambia.
Estas
personas a diario duermen a la intemperie con cartones y hojas de periódicos
como sus sabanas y almohadas, buscan restos de alimentos en basureros. Algunos grupos
religiosos o altruistas se organizan y les brindan un plato de comida y
suéteres en navidad y fin de año.
En
El Salvador la celebración del fin de año tiene diferentes rostros, pero todos comparten
la esperanza de un mañana lleno de paz y prosperidad.
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